Conoce a Alba Pardo
Alba Pardo Servia es educadora social, pedagoga, emprendedora y presidenta de AMPEGA, con más de 20 años de experiencia en el sector educativo. Como fundadora y directora de Innova Formación, ha consolidado un espacio de formación online que ya ha acompañado a miles de alumnos/as, manteniendo siempre su compromiso con la igualdad, la accesibilidad y el desarrollo personal. Desde AMPEGA impulsa el liderazgo femenino y trabaja activamente para visibilizar y fortalecer el talento profesional y empresarial de las mujeres en Galicia.
«Caerme me caigo; y levantarme es mi parte favorita del guion.»
Para quienes aún no te conocen, ¿quién es Alba Pardo Servia?
Soy Alba Pardo Servia: un torbellino de ideas, pura pasión y energía en marcha. Soy una profesional curiosa y comprometida con ganas infinitas de seguir creciendo y mejorar cada día.
¿Dónde creciste y cómo influyó tu entorno familiar, social y educativo en tu vocación por la educación?
Crecí en una familia trabajadora, con el sindicalismo corriendo por las venas: mi padre delegado sindical, mi madre presidenta del comité de empresa, y unos abuelos maternos que fueron un refugio y una escuela de vida. Soy hija de un barrio obrero de A Coruña, la Sagrada Familia y el Agra do Orzán, donde estudié siempre en la pública y donde aprendí que la educación es la herramienta más poderosa para abrir caminos. Me crié en una época en la que las mujeres se incorporaban al mercado laboral en masa y las abuelas sostenían la vida cotidiana, y ese entorno combativo, solidario y profundamente antifascista marcó mi vocación: educar para transformar.
¿Cuál ha sido tu formación más significativa y cómo te llevó a construir la base de tu carrera profesional?
Siempre pensé que estudiar no era lo mío… hasta que llegué a la Universidad y descubrí que tenía más ganas de aprender de las que nadie imaginaba. Esto fue gracias a una gran amiga que me abrió la puerta que cambiaría mi mundo: la Educación Social. Empecé la universidad y todo cobró sentido; por fin conectaba con algo que me movía por dentro. Tras graduarme en Educación Social por la UDC, me lancé a por Pedagogía en la USC —siempre viajando con mi famoso bono de 10 del tren, porque la vida universitaria en Compostela me la viví a saltos. Más tarde, ya trabajando, sumé la diplomatura de Trabajo Social. Y a partir de ahí… un no parar: cursos, formaciones, especializaciones. Siempre profundizando, siempre aprendiendo un poco más.
¿Cómo fue el proceso de pasar del ámbito social y educativo al mundo del emprendimiento y la formación online?
El camino hacia el emprendimiento no fue un impulso repentino, sino una suma de muchas cosas. Trabajé muchos años en Cruz Roja y, aunque aprendí muchísimo, también viví momentos duros: como presidenta del Comité de Empresa sufrí presiones empresariales en plena negociación del Convenio Colectivo que me dejaron marcada. Luego pasé por varios Concellos -A Coruña, Culleredo- y por empresas importantes del sector socioeducativo. Tuve jefas y jefes maravillosos, y otros… menos. Y, aunque me gustaba mi trabajo, las injusticias me revolvían por dentro. Pero el verdadero punto de inflexión llegó cuando fui madre. La maternidad lo cambió todo. Entonces, otra gran amiga me habló de los Kindercafé del norte de Europa y aquello me explotó en la cabeza: un espacio familiar con una mirada pedagógica y respetuosa hacia la infancia, lejos de los típicos parques de bolas. Y ahí lo vi claro: quería crear la primera cafetería-restaurante de A Coruña con ese enfoque. Ese fue el momento exacto en que el emprendimiento dejó de ser una idea y se convirtió en mi camino.
¿Cuál ha sido el mayor reto en tu trayectoria profesional, tanto en el ámbito educativo como empresarial? ¿Y cuál consideras tu mayor logro?
Aquel primer emprendimiento no salió como yo soñaba. Estuve abierta un año y cuatro meses, y el negocio no terminaba de arrancar; en medio de todo eso tuvimos a nuestro segundo hijo, y ahí entendí que emprender en la cuerda floja no es precisamente amable con la crianza ni con la maternidad. Al final tuve que tomar la decisión más dura: cerrarlo. Y por si fuera poco, los propietarios no me permitieron traspasar el local, un golpe que me dejó completamente a la intemperie. Recuerdo el instante exacto en el que supe que estaba perdida, que la había liado y que todo mi esfuerzo se me escapaba entre los dedos. Fue un batacazo, sí, pero también el impulso que despertó mi lado más valiente, resistente y decidido.
¿Qué te motivó a emprender y a dedicarte específicamente a proyectos relacionados con la formación y la mejora de oportunidades para otras personas?
A la formación llegué de rebote y por pura desesperación. Cuando cerré el Dadá Kindercafé me quedé con una deuda enorme y con una rabia infinita: sí, me había equivocado, pero pensaba demostrar que iba a salir adelante. Sin negocio físico, solo me quedaba el mundo online. Había dado mucha formación presencial, pero de formación online solo conocía lo que veía como alumna. Aun así, me lancé. Empecé a vender cursos utilizando grupos de Facebook como altavoz y, para mi sorpresa, funcionó: vendía, conectaba, y terminé creando mi primera escuela. Las cosas empezaban a remontar y, en medio de ese caos precioso, Miguel —mi compañero de vida— y yo decidimos tener a nuestro tercer hijo. Así, arruinados pero orgullosos, familia numerosa y cabeza alta, empezamos un camino nuevo, construido sobre ganas e ilusión por crear oportunidades para otras personas mientras reconstruía las mías.
Entre aquel primer negocio y tu llegada al mundo online hubo una etapa llena de proyectos educativos y familiares. ¿Podrías hablarnos de esos emprendimientos?
La verdad es que nuestra primera escuela online nació solo doce meses después de cerrar el Dadá, pero era un proyecto pequeñito, insuficiente para pagar la deuda que arrastrábamos y muy lejos aún de la vida que queríamos construir. Ahí me convertí oficialmente en una fábrica de ideas. Siempre lo cuento: un mes de agosto me pasé dos noches sin pegar ojo y, en ese insomnio creativo, apareció la gran idea: dar clases de robótica en coles e institutos. Miguel no lo dudó ni medio segundo y dijo que sí. A partir de ahí empezamos a trabajar en extraescolares desde una mirada completamente diferente: robótica, drones, teatro musical en inglés, edición de vídeo… una propuesta fresca e innovadora. También abrimos un local de cumpleaños centrado en talleres personalizados y decoraciones temáticas llamado La Pera Limonera. Y cuando todo empezaba a tomar forma… llegó el COVID y todo se derrumbó de nuevo como un castillo de naipes.
¿Cuál fue el camino que desembocó en la creación y consolidación de Innova Formación?
Aunque el COVID fue un desastre absoluto para todo lo presencial, la formación online empezó a subir como la espuma. Estábamos encerrados en casa, con más tiempo frente al ordenador, y de repente ese pequeño proyecto online que teníamos empezó a crecer sin pedir permiso. Cuando llegó la famosa “nueva normalidad”, nos dimos cuenta de que mantener la parte presencial era casi una misión imposible, así que decidimos apostar fuerte por el online. Al principio contamos con una agencia, pero ya sabes cómo va esto: nada como hacerlo una misma. Miguel se metió de lleno en el marketing digital, empezó a formarse como un loco… y ahí llegó el boom. Ese fue el inicio real del camino que acabaría convirtiéndose en lo que ahora es Innova Formación.
Cuéntanos sobre Innova Formación: qué ofrece, a quién va dirigido y cómo se refleja en él tu visión pedagógica y social.
Innova Formación es hoy un grupo educativo con seis escuelas online que comparten una misma idea: formar para trabajar. Ofrecemos titulaciones oficiales del SEPE, formación bonificada (FUNDAE), formación universitaria, homologada y baremable en oposiciones, cursos propios y formación a medida para empresas. En diez años ya hemos acompañado a más de 65.000 personas a mejorar su perfil profesional.
Mis escuelas están pensadas para que cada persona encuentre su lugar: social y psicosocial, educación, RRHH e igualdad, bienestar animal, multisectorial y negocios. Todo con una visión pedagógica clara: formación útil, accesible y orientada a oportunidades reales.
Innova Formación es la suma de mi visión pedagógica y social: una forma de entender la educación como herramienta real de mejora, de acceso a oportunidades y de crecimiento personal y profesional. Una formación que no adorna el CV, sino que lo mueve.
¿Qué hace diferente o especial tu propuesta en el ámbito de la formación online?
Lo que hace diferente nuestra propuesta es que no vendemos teoría: vendemos práctica real. Apostamos por una formación accesible para todo el mundo, con recursos variados, acompañamiento cercano y precios ajustados.
Nuestra oferta es 100% propia: más de 250 cursos diseñados por nosotros, como sastres que crean piezas a medida. Nada enlatado, nada genérico. Formación pensada para usar, crecer y marcar la diferencia desde el día uno.
¿Qué te llevó a fundar y liderar AMPEGA? ¿Qué necesidades detectaste en el ecosistema profesional y empresarial femenino en Galicia?
A fundar y liderar AMPEGA me llevó una necesidad muy clara: las mujeres emprendedoras en Galicia necesitábamos un espacio con voz propia, con postura y con rumbo. Valoro muchísimo el trabajo de entidades como AJE, Empresarias de Galicia o Executivas de Galicia —todas suman y generan sinergias—, pero AMPEGA nace para dar un paso más.
Queríamos una asociación que no solo acompañara emprendimiento, sino que lo conectara con compromiso social, mirada de territorio y un feminismo práctico, valiente y sin rodeos. Un espacio donde emprender no sea solo crear negocio, sino transformar, reivindicar y abrir camino a las que vienen detrás.
¿Qué tipo de colaboraciones o alianzas te gustaría impulsar desde AMPEGA para fortalecer la red de mujeres profesionales, empresarias y emprendedoras?
Desde AMPEGA queremos alianzas que sumen de verdad y que reflejen la diversidad del ecosistema en el que vivimos. Me interesa colaborar con entidades empresariales, sí, pero también con organizaciones sociales, ONG, instituciones, empresas comprometidas y colectivos que trabajan por la igualdad, la conciliación y la innovación social.
La idea es tejer una red amplia y viva, donde una mujer emprendedora encuentre apoyo, contactos, oportunidades y también una mirada crítica y transformadora. Porque para dar voz y generar cambios hay que incomodar, mover estructuras y abrir espacio para todas, no solo para unas pocas.
¿Cómo imaginas el futuro de AMPEGA y qué impacto te gustaría que generara en la promoción del liderazgo femenino y el desarrollo profesional en Galicia?
Imagino el futuro de AMPEGA como una fuerza colectiva capaz de abrir camino donde antes no lo había. Me gustaría que se convierta en una referencia real para el liderazgo femenino en Galicia: una red que acompañe, forme, conecte y también empuje cuando hace falta.
Quiero que AMPEGA tenga impacto en tres direcciones muy claras:
en las mujeres, impulsando su desarrollo profesional y su confianza;
en el tejido empresarial, demostrando que el liderazgo femenino transforma proyectos y territorios;
y en la sociedad, generando cambios estructurales en igualdad, conciliación y acceso a oportunidades.
En resumen, sueño con una AMPEGA que crezca, que moleste cuando tenga que molestar y que deje huella: más mujeres liderando, más mujeres decidiendo y más mujeres ocupando el lugar que siempre les correspondió.